martes, 5 de mayo de 2009

Jean Baptista Lamark, un genio y un error.

Continuando la serie de artículos publicados dedicados a la evolución, no podía faltar la figura de Lamarck y su fallida teoría de la evolución “Herencia de los caracteres adquiridos” más conocida como “Lamarckismo”, cubramos ese vacío, ya que el rechazo que sufrió la teoría de la evolución de Lamarck, marcó el descrédito de su autor en vida y aun mucho después de su muerte, y arrastró consigo injustamente al resto de su obra. No fue hasta principios del siglo XX cuando se revisaron sus ideas y se le comenzó a reconocer como un gran naturalista y pensador avanzado para su época.
Lamarck fue el primero en utilizar el término de biología para referirse a las ciencias de la vida y el que acuñó la palabra invertebrados. Sobre este nuevo campo escribió un importante libro en siete tomos "Historia natural de los animales invertebrados" (1815-1822) muy avanzado para su época.
Escribió sobre muy diversos temas como: meteorología, química e hidrología, pero por lo que es más conocido es por su teoría de la evolución, que expuso en el libro "Filosofía Zoológica" (1809). Según Lamarck, los órganos se adquieren o se pierden como consecuencia del uso o desuso, y los caracteres adquiridos por un ser vivo son heredados por sus descendientes. De está manera un herbívoro que estire el cuello para alcanzar las ramas altas, logrará que este se alargue, y tras varias generaciones de transmitir esta característica a sus descendientes tendríamos una jirafa. Para Lamarck el principio que rige la evolución, es la necesidad o el deseo, que él denominó "Besoin", también se conoce su teoría como "herencia de los caracteres adquiridos" o Lamarkismo.
Diversas circunstancias hicieron que Lamarck fuera perdiendo el prestigio y la posición científica conseguida, entre ellas se pueden considerar, que nunca expuso con claridad ni razonó de forma coherente sus sobrevalorados argumentos, subestimó sus deficiencias; utilizó un lenguaje presuntuoso y grandilocuente; y se ganó la enemistad de importantes adversarios, entre ellos el eminente biólogo y antievolucionista, Georges Cuvier. Lamarck murió solo, ciego y empobrecido a los 85 años en 1829.

2 comentarios: