La primera evidencia fósil que tenemos de organismos multicelulares complejos (es decir, aparentemente con tejidos diferenciados), aparece en el Proterozoico Superior, hace unos 600 Ma. Es la denominada “fauna de Ediacara”, por la localidad de Australia donde fue descubierta en 1947, aunque posteriormente se han encontrado restos de ella en todo el mundo (entre ellas Burgues Shale en Canadá). Está formada por huellas y moldes de partes blandas de una gran variedad de organismos, que llegan a medir más de un metro en varios casos. Lo más sorprendente de esta “primera fauna” es su gran diferencia con la mayoría de las morfologías animales posteriores: abundan las formas planas con simetrías radiales o espirales de tres o cinco radios, mientras que los orgánismos con simetría bilateral (la norma posteriormente) son minoría. Esto ha llevado a proponer que Ediacara fue un “experimento evolutivo fallído”; un momento en el que aparecieron gran cantidad de novedades evolutivas (sobre todo morfológicas) que no “funcionaron”, ya que es muy difícil encontrar continuidad de las características de Ediacara en los organismos posteriores.
Pero esta afirmación (“fallido”) conlleva una visión “dirigida” de la evolución, cada vez más discutida. Más aun teniendo en cuanto lo desconocida que nos resulta todavía la fauna de Ediacara, incluso en sus aspectos más básicos, como por ejemplo: ¿Cómo era el metabolismo de estos organismos?. Una propuesta, estimulante pero controvertida, sobre esta fauna, propone que estos organismos no eran animales (organismos eucariotas pluricelulares con tejidos diferenciados) sino procariotas multicelulares, sin cavidades internas ni tejidos diferenciados. Además, en los últimos años se están acumulando las evidencias sobre una importante perturbación global del ciclo del carbono al final del Proterozoico, es decir, coincidiendo con la brusca desaparición de la fauna de Ediacara. La fuerte y breve anomalía de carbono que aparece en el registro en ese momento no tiene aún una causa clara, aunque es muy similar a las anomalías que aparecen asociadas a las grandes extinciones en masa del Fanerozoico que veremos más adelante. Así, el final de la enigmática fauna de Ediacara pudo haber estado relacionado con un fenómeno breve y catastrófico, que hizo desaparecer a la gran mayoría de estos organismos complejos, abriendo el camino a la gran “revolución” biológica que marca el inicio del Fanerozoico: la llamada “explosión del Cámbrico”.
jueves, 16 de abril de 2009
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